Hoy queremos rendir homenaje a esas personas que son el corazón y el alma de nuestras instituciones educativas.
Desde sus inicios en la educación, las asistentes han desempeñado un papel crucial, apoyando a maestros y estudiantes en la creación de un ambiente de aprendizaje positivo.
En la década de 1960, su labor comenzó a ser reconocida formalmente, y desde entonces, han evolucionado en sus roles, abarcando desde la administración hasta el apoyo emocional y académico. Su dedicación, paciencia y amor por los estudiantes hacen una diferencia enorme en cada aula.
Gracias por ser ese apoyo incondicional, por cada sonrisa y cada palabra de aliento. Su trabajo es esencial y su impacto es invaluable.
¡Feliz Día a todos y todas las asistentes de la educación!